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Web contable / Normas internacionales de contabilidad / Principales cambios... / 9. El patrimonio como activo neto


Desde el punto de vista legal, el patrimonio neto es objeto de definición y medidas de protección, cuyo objeto normalmente es la protección de los intereses de los propietarios y de los terceros. Por ejemplo, hay normas legales que obligan a dotar la reserva legal o a no repartir dividendos si tras la distribución el patrimonio neto queda por debajo del capital social desembolsado.

No obstante, desde el punto de vista estrictamente económico y contable, el patrimonio sólo es la diferencia entre los activos y los pasivos reconocidos en el balance de situación, por lo que no es un elemento autónomo del balance. Así, si aumenta el valor de un activo o disminuye el valor de un pasivo se incrementará el valor del patrimonio de forma automática.

Esta forma de concebir el patrimonio neto obliga a considerar a las transacciones hechas con los propietarios de la entidad, si se han realizado en su cualidad de accionistas, partícipes o poseedores de la titularidad de la misma, exclusivamente como componentes positivas o negativas de los fondos propios. Así, los compromisos de aportación de capital no pueden formar parte del patrimonio hasta que se realicen efectivamente, de la misma forma que las distribuciones de dividendos dejan de ser patrimonio en cuanto son exigibles por los titulares de las acciones.

La razón más profunda de esta concepción radica en la necesidad de cuantificar constantemente el montante del capital confiado, de forma efectiva, a la empresa por sus propietarios, que puede proceder de sus aportaciones iniciales o posteriores, de las ganancias acumuladas o de las plusvalías y minusvalías que no se hayan considerado realizadas todavía. Las distribuciones de dividendos, disminuciones de capital o compra de acciones propias reducen, indefectiblemente, el montante del patrimonio.

Por ello, en un balance redactado según NIIF no figuran en el activo ni saldos de accionistas por capitales pendientes de desembolso, ni saldos de acciones propias, aunque dentro de las cuentas que constituyen el patrimonio neto pueden establecerse los detalles que permitan al usuario estar informado de la existencia y cuantía de estas situaciones, mediante partidas correctoras.

Si la empresa emite instrumentos financieros relacionados con el patrimonio neto (p.ej. opciones sobre acciones), el importe recibido debe considerarse como patrimonio neto, ya que es una parte de la aportación del eventual futuro propietario.

Otro problema importante, por la diferencia que supone con el PGC, es la necesidad de separar los componentes de patrimonio neto y de pasivo en los instrumentos financieros compuestos, que tienen una parte asimilada a un pasivo y otra asimilada a un componente del patrimonio. Si la entidad emite, por ejemplo, obligaciones convertibles, debe separar el valor de los dos instrumentos financieros que componen el instrumento compuesto (las obligaciones simples y las opciones para comprar acciones al vencimiento), y una vez valoradas por separado reconocerlas en la clasificación que les corresponda a lo largo de toda la vida de la emisión.

Por último, las NIIF no manejan la categoría de ingresos diferidos, que es habitual en el PGC, salvo para tratar las subvenciones de capital, que pueden
considerarse como tales o como cuentas correctoras, para imputar a resultados, de las inversiones que ayudan a financiar.

Las demás categorías de ingresos diferidos no existen como tales, sino que se consideran ingresos corrientes (es el caso de las diferencias positivas de cambio) o bien cuentas correctoras de las partidas a las que vienen referidas (por ejemplo, los intereses a distribuir entre varios ejercicios son componentes negativos de las partidas de activo correspondientes, esto es, de las partidas monetarias, que se presentan netas de intereses en el balance, por su coste amortizado). Este es el caso de los gastos financieros que se difieren en el tiempo, que se restan de las partidas monetarias respectivas, que de esta manera tienen un valor equivalente al precio neto de adquisición más los intereses acumulados hasta la fecha del balance.


Autor: José Antonio GONZALO ANGULO – Universidad de Alcalá

© Gonzalo Angulo, JA (2003): "Principales cambios que suponen las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) respecto al Plan General de Contabilidad (PGC)", 5campus.org, Contabilidad Internacional